viernes, 25 de marzo de 2011

LADRAN, LUEGO CABALGAMOS...

Cuando la censura aplasta al arte 

La polémica por la película 'A serbian film', por cuya exhibición el director del festival de Sitges, Ángel Sala, ha sido imputado, reabre el debate sobre la censura en el arte. No solo el cine se ve afectado por esta práctica; aunque apenas salen a la luz, también hay casos en los que la pintura es silenciada por los censores.




La violación a un bebé y varias escenas de prácticas sexuales con tortura han llevado a un juez de Barcelona a censurar la película 'A serbian film' (Srdjan Spasojevic, 2010), acusada de hacer apología de la pederastia, entre otras lindezas. También el director del Festival de Sitges, Àngel Sala, ha sido acusado de un delito de exhibición de pornografía infantil por permitir el pase del filme en la pasada edición del certamen.
Después de que los directores de los festivales más importantes de España emitieran un comunicado donde apoyaban a Sala y denunciaban un caso de censura, el debate sobre los límites de la ficción y la libertad de expresión cobra vigencia. Al margen de la cuestión de si es lícita o no la censura en este caso, es interesante señalar que  esta no es la primera película vetada en la España democrática.
Basada en hechos reales, ‘El crimen de Cuenca’ (Pilar Miró, 1980) narra la investigación de la muerte de un cura en el pueblo conquense de Osa de la Vega. Durante el proceso, los tres acusados del asesinato son torturados hasta que se declaran culpables, a pesar de que el cuerpo del sacerdote nunca aparece.
Debido a su violencia extrema, el filme fue dispuesto a disposición militar, Miró fue procesada y tuvo que pasar más de un año y medio antes del estreno. Se trata, así, de la única película prohibida durante la democracia, tras la abolición de la censura en 1977.
Sin embargo, otros filmes han sido objeto de polémica en plena democracia: 'Saló o los 120 días de Sodoma', de Pier Paolo Pasolini, fue acusada de escándalo público en 1978, mientras que en 1991 'Rocío', documental de Fernando Ruiz, fue secuestrado por un juez de Sevilla por burla a la religión.

Cuadros censurados
Por su repercusión mediática, el caso de 'A serbian film' ha trascendido a la opinión pública. Sin embargo, otras imposiciones de la censura no han llegado a conocerse. 
En noviembre de 2010, dos obras del pintor Eleazar, afincado en Barcelona, fueron censuradas por “denigrar” a la clase política y a la mujer. Los cuadros fueron retirados de la exposición Eleazar's Tour 2010-2011 por la Diputación Provincial de Málaga.


El pintor, que en su día se mostró indignado con la decisión, explica ahora que, simplemente, “no se aceptó la crítica, una ironía, una parodia, en este caso contra un político”.


El artista, cuya obra se expone estos días en la galería madrileña Multiplicidad.org, asegura que no recibió ninguna explicación de la Diputación. “Me enteré por la prensa de la retirada de esas dos piezas”, recuerda. En su opinión, “no es lícita la censura en el arte” pero insiste en que “hay que estudiar caso por caso, porque habrá supuestos en los que se raye el delito”.
También la artista novel Pilar Echacecu fue víctima de la censura. La Fundación CajaMurcia, que inauguró una exposición de su obra, retiró cinco cuadros en los que se recreaban escenas entre parejas del mismo sexo para "no herir la sensibilidad de nadie".
Sorprendida, la artista declaró al diario Público que su intención era “mostrar una obra que versara sobre todo el espectro de relaciones humanas". "Pensaba que un tema así estaba superado hoy en día" , declaró al mismo periódico.

Fuera de nuestras fronteras
En otras democracias europeas se han dado situaciones similares. En octubre de 2010, la Alcaldía de París prohibió a los menores de 18 años una retrospectiva del fotógrafo y cineasta norteamericano Larry Clark .
La muestra, programada por el Museo d'Art Moderne de la Ville, iba ser en un principio de entrada libre, pero la institución temió que las imágenes de sexo explícito, adolescentes desnudos y vida marginal generasen alguna querella.

Recientemente, una película tan amable como la oscarizada “El discurso del rey” (Tom Hooper, 2010) también se enfrentó a los censores de EEUU. Al final, la distribuidora Weinsten difundió una versión en la que se habían eliminado el rosario de palabrotas que el rey Jorge VI pronuncia cuando su excéntrico logopeda trata de curarle su tartamudez.
En el mismo país, la retirada del cortometraje 'Fuego en mi vientre', del artista David Wojnarowicz, del Smithsonian National Portrait en Nueva York, acaparó más de un titular en la prensa. El vídeo incluía una imagen en la que varias hormigas recorren el cuerpo de un Jesucristo sobre su crucifijo. Los sectores conservadores protestaron y la obra se retiró.
Poco después, la censura recayó sobre un mural graffiti del artista callejero de origen italiano Blu en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles. A través de un campo de ataúdes de estilo militar, cubiertos con billetes de dólar grandes en vez de banderas, la obra lanzaba un mensaje contra el sistema capitalista. Parece que esta vez las autoridades tampoco aceptaron la crítica porque el graffiti desapareció.

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